Dios no tiene hijos favoritos; esta es una realidad que como hijos de Dios debemos comprender si es que queremos ser parte vital del proyecto de la Gran Comisión descrita en Mateo capítulo 28. Así como Dios no tiene hijos favoritos, porque no hay nada que tú y yo podamos hacer para que él nos ame más o nos ame menos, él está interesado en que todos le conozcan. A él todos les duelen, todos les importan. El amor de Dios está disponible cada día para quienes deseen disfrutarlo.
Siempre me ha llamado la atención cuando leo el último capítulo de Mateo en que Jesús despúes de resucitar aparece para dejar instrucciones, dentro de las cuales destaca el ir por el mundo a predicar el Evangelio a todos. Aquí no se ven excepciones, sino que nos insta a ir a cualquier pueblo o nación.
Como a Dios todos les importan, tú y yo debemos ser parte de este proyecto y trabajar para que se lleve a cabo. La Gran Comisión no es algo que está destinado para los misioneros que aceptan el desafío de ir, sino que es un mandato claro para quienes somos la iglesia. Si tú o yo no nos involucramos en este mandato y lo obedecemos, entonces estamos ignorando el próposito de Dios para su pueblo. La iglesia existe porque las misiones existen.
Si Jesús dejó esta instrucción es porque es importante para la iglesia comprender que el plan divino es alcanzar a todos, sin importar sexo, raza, religión o posición social. Todos importan y estamos frente al desafío más grande que como iglesia podamos enfrentar: alcanzar las vidas para Cristo.
Una de las cosas más hermosas de este proyecto es que no todos van a ir, pero todos podemos participar de alguna forma. Podemos ser los pies que van o no, pero también podemos dar, orar y movilizar a otros para que este proyecto sea exitoso.
Un famoso misionero dijo una frase que ha marcado mi vida en cuanto a las misiones y la iglesia: "o eres llamado a bajar al pozo, o eres llamado a sostener la cuerda de quienes bajan al pozo; de cualquier manera, debe haber cicatrices en tus manos". ¿Quién eres tú? ¿Darás tu vida para alcanzar las naciones para Cristo? ¿O estás comprometido con ayudar a sostener la cuerda de ellos?
Si ignoras la Gran Comisión, entonces de algun manera estás diciendo que algunas personas no son importantes para Dios y, por ello, no necesitamos predicarle. La esperanza que tú y yo tenemos en Cristo debe ser compartida, y ahora más que nunca cuando las noticias mundiales son tan desalentadoras, más ruidosas y confusas.; hay millones de personas confundidas, sin esperanza, luchando contra la ansiedad y la depresión; sintiéndose poco u olvidados, y el mensaje de Cristo es esa puerta que les traerá luz y vida nueva. ¿Harás tu parte? ¡Todos importan!
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