DANIEL 5: 25 – 27
“Y la escritura que trazó es MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN. Mene: contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. TEKEL: pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto"
La historia de la mano con la escritura en la pared es muy conocida; de hecho, ha inspirado algunas películas de Hollywood. Pero este episodio no es simple material para la ciencia ficción o una historia antigua, es más bien un recordatorio de que, incluso para Dios, algunas cosas tienen límites: como el pecado.
El rey Belsasar se encontraba haciendo banquete como solía hacer; esos banquetes “reales” solían ser fiestas abarrotadas de comidas y de cualquier serie de actividad pagana, que incluía idolatría, orgías y la oportunidad de dejarse llevar por los deseos más retorcidos que existan. Sí, era costumbre que las fiestas reales no fueran eventos de glamour y clase como muchos puedan pensar, sino más bien eran un festival a la degradación moral.
El caso es que Dios ese día se cansó de toda la maldad que este rey hacía y decidió dejarle un mensaje.
La aparición de la mano fue un evento único, y el rey no sabía qué hacer, pero los historiadores de la época relatan que éste estaba atónito y desesperado porque sabía que el mensaje no era nada positivo para sí mismo. Así, en lugar de buscar la sabiduría y mostrar temor, mandó a llamar a los magos, adivinos y caldeos. Es decir, a toda la corte pagana de divinación y astrología que eran conocidas en Babilonia.
Claramente, estos hombres no pudieron resolver el asunto para el rey, sino que le dijeron lo que él quería oír. ¿A quién acudió el rey más poderoso de su época? ¡A la gente equivocada!
Sin embargo, en el fondo de su corazón, Belsasar no estaba satisfecho y decidió mandar a llamar a Daniel.
La pregunta es, ¿a quién acudes tú cuando necesitas resolver un asunto importante? ¿Buscas a las personas incorrectas? ¿Vas a quienes te dicen sólo lo que esperas oír? Muchas veces nosotros nos comportamos como el rey Belsasar; nos vemos perdidos producto de nuestras malas decisiones y aún así no vamos a buscar la ayuda en Dios, sino que intentamos que personas que muchas veces ni saben qué hacer con sus vidas, puedan ayudarnos.
¡Esto es un error muy grave! Dios espera que busquemos su consejo a la primera, y no que él tenga que hacer cosas sobrenaturales para hacernos entender y que le oigamos.
Belsasar estaba perdido; había sido pesado por Dios, y sus obras no fueron suficientes. Dios le estaba diciendo que estaba al límite con él y el pecado que cometía, pues él era la causa por la que muchos más pecaban y cometían herejías, pues siendo el rey tenía la autoridad para guiar al pueblo hacia lo bueno o hacia lo malo. El consejo adecuado de “sus magos y sabios” pudo haberle ayudado, pero no estaba rodeado de la gente correcta.
¿De quién te rodeas? ¿Quién te provee consejos para tu matrimonio cuando las cosas se ponen malas? ¿Quién te inspira a caminar con Dios cada día?
Dios no sólo dejó su palabra para ayudarte a caminar de forma correcta y segura, sino que te puso en una iglesia con pastores y líderes que pueden ser esa fuente de sabiduría que todos, en algún momento, necesitamos. Todos lo problemas tienen solución si oímos el consejo correcto; todo camino puede enderezarse cuando nos dan el norte verdadero, así que no permitas que en medio de la oscuridad las personas incorrectas te arrojen más a lo profundo.
Ora, lee la palabra y acude a tus líderes espirituales, pues Dios les ha dotado de experiencia, sabiduría y conocimiento de él para poder brindar consejo oportuno y útil a todo el que lo solicita. No importa si hoy pareces no pesar suficiente, Dios aun quiere pesarte en su balanza de amor y misericordia, y te espera para darte luz en medio de lo que parece sin solución.
Te invitamos a tomar tiempo para orar; pídele a Dios que te dé las respuestas necesarias para afrontar tu día a día. Que su Espíritu te acompañe en tu caminar y puedas encontrar a personas sabias que te apoyen para ir por la ruta correcta.
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