La parábola de la higuera esteril intenta enseñar una verdad fundamental: con la ayuda de Dios el arrepentimiento es necesario y posible.
Además es una lección sobre la paciencia y el arrepentimiento de Dios. ¿Cuánta paciencia tiene Dios con nosotros, verdad? No se si usted ha visto la paciencia de Dios con su vida, pero yo la he visto con la mía.
¿Qué quiso decir Jesús sobre la higuera?
Jesús usó la higuera como símbolo de nuestras vidas espirituales en Él. Quiere que estemos atentos y demos frutos en abundancia. Así mismo, nuestra relación con Dios puede distraerse si no la cultivamos con ayuno, oración y buenas obras. No puede un cristiano ser un hijo de Dios, si no viene acompañado de buenas obras.
Tres frases fundamentales en esta parábola:
1. NO LA HALLO (V.6)
El dueño de la viña vino a buscar frutos en ella y se encuentra con la realidad de que no tenía frutos
2. CÓRTALA (V.7)
El hombre dijo al viñador: “Hace tres años vengo a buscar frutos en ella y no encuentro nada. Obedece el mandato y córtala!”
Córtala, porque no hay más paciencia, no hay más tiempo, esta higuera no está dando frutos, y sino está dando frutos, entonces hay que cortarla!
3. DÉJALA TODAVÍA ESTE AÑO (V. 8 y 9)
Dios nos habla de su gran misericordia hacia nosotros.
Aquí estamos viendo el proceso con la higuera, ahora llevémoslo al ámbito de la iglesia:
- El dueño de la viña: Cristo
- El viñador: El pastor
- La viña: La iglesia
- La higuera: Usted y yo
Puede en esta viña haber higueras que estén dando frutos, y pueden haber higueras que no estén dando ningún tipo fruto. ¡Tu eliges quién quieres ser! ¡Depende de ti!
Acaso, ¿Puede dar frutos alguien que esté pensando solamente en su vida material y no en su vida espiritual? ¿Puede alguien dar fruto si está pensando en su propio bienestar y no en Su Reino?
Cuando estás plantado en tu casa, en tu iglesia es para dar frutos. Dice la palabra: “Por sus frutos los conoceréis (Mat 7:17-19)
Si estamos dando frutos o no. Cada uno lo sabe. Cada uno sabe lo que está haciendo. Cada uno sabe si está dando frutos de arrepentimiento o no, si son frutos malos o buenos. Pero algo tienes que saber: Si estás plantado en una viña es para que des frutos, y frutos de arrepentimiento, buenos frutos!
A veces hay higueras en la viña que cuando los ves en la calle, te preguntas: ¿De qué viña es? ¿De dónde salió?
No es que tú tengas que dar frutos sólo dentro de la Iglesia, tú tienes que entender que tus frutos se están viendo más afuera que adentro. Tienes que entender que tienes que dar buenos frutos afuera y adentro. No se concibe un hombre y una mujer de Dios que este plantado en la viña y no de buenos frutos.
¡Cuán misericordioso es el Señor que aún cuando muchas veces el viñador dice: ¿Qué voy a hacer con esta higuera? ¿Qué voy a hacer con esta persona que no quiere florecer? Porque tu no quieres florecer y no quieres dar más frutos, no por culpa del dueño, ni del viñador, sino por tu propia decisión, por tu propia culpa! ¡Tú no puedes permitirte ser una higuera esteril!
Hoy nos cuesta pagar el precio de ir al altar, nos cuesta pagar el precio de ir a Su Presencia, nos cuesta orar, nos cuesta ayunar, solo queremos hacerlo cuando todo está bien, pero cuando estamos desgastados nos cuesta caer a sus pies.
Este es el tiempo de ir al altar aunque estemos desgastados! ¡Es el tiempo del quebrantado! Si no buscamos a Dios quebrantados, que podemos esperar que Dios haga?
No permitamos que aquello que nos impide crecer, llegue a nuestras vidas, no nos permitamos vivir un proceso igual al de la higuera esteril. Que siempre haya en nosotros frutos de arrepentimiento. Que vivamos lo que predicamos. Si decimos que somos luz, entonces brillemos. Que nada apague nuestro caminar. Si estamos plantados en nuestra iglesia, seamos de bendición y de edificación
Pra. Mercedes Díaz Mederos
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